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Tratando de escapar

Creo que mi vida ya no puede tomar peor curso del que estoy transitando, los pogroms antisemitistas matan a nuestros hermanos y queman nuestras viviendas. Todos mis hermanos ya han muerto, eran cinco y lloro tanto por ellos...
Ahora mis únicas compañeras son mi madre y mis dos hermanas Tsipke y Sheine. Admiro la pasión de mi hermana mayor Sheine. Ella se unió a un grupo que trata de reestablecer la patria del pueblo judío llamado movimiento sionistas.
Espero que este sufrimiento termine pronto. Hasta entonces.
Golda Mabovitch.

El miedo de vivir, o tratar de hacerlo


Mi padre se ha ido a los Estados Unidos de norte América hace dos años ya. La posibilidad de escaparnos aumenta a cada momento por las amenazas que recibe el grupo sionista en el que trabaja Sheine. Aunque la admire por su esfuerzo y dedicación, tengo mucho miedo y le imploro a mi madre que se decida a llevarnos de este horrible lugar. Siento que es imposible sufrir más de lo que estoy viviendo en este momento aunque me ayuda a madurar y ser más fuerte.
Golda Mabovitch.

Empezar una nueva vida

Al fin, mi familia y yo, logramos escapar de ese infierno antisemita en el que nací. Ya es hora de empezar con mis padres una nueva vida en los Estados Unidos.

Asentados en Milwaukee

Al fin la vida me ha recompensado por tanto esfuerzo y sufrimiento, la calidad de vida de nuestra familia ha mejorado enormemente. Tengo ahora la posibilidad de estudiar y ejercer mis dos sueños, la docencia y las actividades sionistas. Me he unido al partido político socialista Po'alei Sion, y participé en un acto de repudio a los pogroms antisemitas de la época en Ucrania en el que fui la principal oradora.
Mi único deseo en este momento es ir a Palestina con mi esposo y mi familia.
Golda Meyerson

Llegada al Mandato Británico de Palestina



Llegamos a Tel Aviv, pero nos quedamos allí muy poco tiempo ya que con mi esposo preferimos los primeros años vivirlos en una kibutz trabajando duro.

El milagro más grande, mis hijos

Después de 4 años nos mudamos nuevamente a Tel Aviv pero al poco tiempo nos dirigimos a Jerusalem donde ahora vivo con mis hijos Menájem y Sara. Trabajo en una constructora llamada Solem Boné, y recuerdo los años de pobreza que viví en mi niñez. No logro llegar a fin de mes y es por eso que lavo la ropa de todos lon niños del jardín de infantes donde va Menájem, pero esta desgracia no se compara con el milagro de vida que me han dado mis hijos.
Golda Meyerson